Las carillas dentales son piezas muy delgadas de composite o porcelana del color del diente, estas se cementan a las superficies delanteras de los dientes naturales de forma permanente y son una manera de abordar una variedad de problemas físicos y estéticos.
Veamos en qué casos pueden utilizarse las carillas dentales:
Años de beber café, de fumar cigarrillos o de comer alimentos con muchos pigmentos a la larga perjudica los dientes, y los vuelve de un color amarillento o marrón sin atractivo. El esmalte manchado se puede blanquear en casa o lo puede hacer su odontólogo, pero puede volver a mancharse. Si busca una manera más radical de blanquear su sonrisa, las carillas dentales pueden ser una buena opción para usted. Las carillas dentales suelen ser resistentes a las manchas por lo que tendrá que preocuparse menos por la decoloración o por la necesidad de blanquearlas.
Los dientes ligeramente torcidos o separados se pueden tratar con aparatos o con otros tratamientos de ortodoncia; sin embargo, a veces las carillas dentales también pueden ayudar a solucionar estos problemas. Estas se adhieren a las superficies delanteras de los dientes, por lo que si bien no cambian sus posiciones, sí camuflan problemas menores de ortodoncia una vez que se aplican.
El esmalte es fuerte, pero no indestructible. El cepillado excesivo puede desgastarlo, y el consumo de alimentos o bebidas muy ácidos puede erosionarlo. El ácido estomacal relacionado con el reflujo gastroesofágico también puede dañar el esmalte. Esto puede volverse un motivo de preocupación porque el esmalte que se pierde no vuelve a crecer. Por suerte, puede reemplazarse. Las carillas dentales son un tratamiento excelente para los dientes con abrasión o erosión del esmalte, y al mismo tiempo son agradables a la vista.